PICUDO DEL CHILE (Anthonomus eugenii Cano).
- Agroquimicos Arca
- 4 abr 2020
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Actualizado: 21 abr 2020
DISTRIBUCIÓN E IMPORTANCIA.
El picudo del chile (Anthonomus eugenii Cano) es un insecto plaga nativo de América Central y se ha extendido por todo el continente Americano. Ataca a Solanáceas, principalmente del género Capsicum y Solanum. En el cultivo de chile puede causar daños de hasta el 100 % durante la etapa de fructificación; y dentro del rubro fitosanitario de esta hortaliza, es la plaga a la cual se destina mayor gasto económico. Las especies hospedaras incluyen hierba mora (Solanum nigrum), berenjena (Solanum melongena) y variedades dulces y picosas de chile.
CICLO DE VIDA Y DESCRIPCIÓN.
El adulto presenta una sola espina fuerte en la mitad del prefemur con un aparato bucal masticador, lo cual le permite barrenar los frutos cuajados y las primeras flores para depositar sus huevecillos, quienes después de 3 a 5 días dentro del fruto comienzan su estado larval, adquieren movilidad y se modifica su aparato bucal para facilitar su alimentación dentro del fruto. Su cuerpo es de color brillante, mide de 0.8 a 1.5 mm de longitud, la cabeza es grande, blanca con el extremo negro y las mandíbulas de color café. Después de 13 a 17 días se convierte en pupa, comienza a ensancharse, sus ojos se manchan y muestran un tinte amarillo, el pico toma una coloración café amarillenta con el extremo negro y las antenas y élitros toman un color gris.
En este estado se enfoca en acumular energía y aguarda el momento indicado para poder salir. Por su alta capacidad reproductiva, después de dos o tres días de su emergencia empieza el apareamiento y el picudo es capaz de ovipositar alrededor de 350 huevecillos en toda su vida. Este periodo dura alrededor de un mes y si en el terreno existen trampas amarillas, en ese momento es cuando su presencia se empieza a manifestar, de aquí la importancia del monitoreo.
DAÑOS.
En estado adulto, el picudo se alimenta de las hojas e inflorescencias, mientras que las larvas se alimentan de los botones florales y los frutos, lo que ocasiona pudrición y desprendimiento de los frutos. En una infestación temprana y severa puede acabar con toda la cosecha; los primeros síntomas son pedúnculos amarillos y cenizos, los cuales llegan a marchitarse en el punto de unión con la planta, lo que culmina con la caída del fruto. Algunos frutos infestados se tornan rojos o amarillos prematuramente y pueden quedar deformes y pequeños antes de caer al suelo. Las semillas y los tejidos de donde las larvas se alimentaron se tornan necróticos.
MONITOREO.
Debe comenzar antes de la siembra y aplicarse de manera periódica, del tal forma que permita la identificación oportuna del insecto para tomar acciones enfocadas al control. La inspección de los botones florales, el uso de trampas amarillas con feromonas de agregación, y la inspección de plantas completas o exploración de daños, son elementos a considerar para un monitoreo eficaz. Hay que tener en cuenta que por cada día que se deja de efectuar acciones puntuales para el control de la plaga, se producen hasta seis huevos por adulto hembra, lo que indica la importancia de la detección oportuna. Además, las larvas y pupas se refugian dentro de los frutos y su control resulta difícil, al menos con productos químicos de contacto.
El monitoreo previene cuantiosas pérdidas económicas, por lo que en épocas de alta incidencia se debe realizar uno cada 2 ó 3 días y las trampas se deben cambiar cada 24 horas. Las trampas se recomienda colocarlas en dirección horizontal a los vientos dominantes (generalmente de este a oeste), donde en terrenos chicos (1-5 ha), en cada extremo y una en medio, y en extensiones más grandes se debe situar una trampa cada 30-50 metros.
CONTROL CULTURAL.
Se recomienda eliminar toda la maleza del terreno y del perímetro, además de establecer el cultivo dentro de la fecha de siembra recomendada para la zona, cuyo objetivo es evitar siembras continuas que favorezcan el incremento en las poblaciones del insecto. Inmediatamente después de la cosecha es importante destruir la planta mediante su incorporación al suelo por medio de la labranza.
Durante el período de fructificación es recomendable recoger los frutos caídos y enterrarlos, con el propósito de eliminar las larvas, pupas y adultos que se encuentran en los frutos o que pueden servir de reservorio de la plaga.
CONTROL BIOLÓGICO.
Triapsis eugenii (familia Broaconidae) encontrada en Nayarit, es el parasitoide más prometedor como agente de control biológico para el picudo de chile y tiene un nivel de parasitismo cercano al 30 %. También se debe de considerar el uso de hongos entomopatógenos como Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae, donde sus cepas se han evaluado en varios estados del país y tienen cierta tendencia al control del picudo, además de controlar otras plagas como mosca blanca y paratrioza.
CONTROL QUÍMICO.
Se recomienda iniciar las aplicaciones de insecticidas cuando los niveles de infestación sean del 5 % en botones y frutos a partir de la etapa de inicio de floración y durante toda la fructificación.
Producto: METRALLA MAX.
Ingrediente activo: IMIDACLOPRID + LAMBDACIALOTRINA.
Dosis x hectárea: 400 ml.
Es un insecticida foliar en suspensión concentrada a base de dos ingredientes activos altamente eficaces: Lambda cyalotrina que actúa por contacto e ingestión, interfiriendo en los canales de sodio y resultando en la interrupción de los impulsos de las células del sistema nervioso central de los insectos; e Imidacloprid, el cual tiene un modo de acción sistémica, inhibe la enzima acetilcolinesterasa, bloqueando las señales del sistema nervioso central, resultando en una parálisis y consecuentemente en la muerte del insecto.
Bibliografía.
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